jueves, 22 de noviembre de 2012

Dream within a dream

La molestia al abrir la puerta fue usurpada por la sorpresa: el diablo estaba ahí. Afuera de mi casa. No cabía la menor duda. ¿Tendría alguna especie de superpoderes? ¿Su presencia comprobaba la existencia del alma? ¿Venía a llevarme al infierno? ¿Todos lo podían ver? Su voz sonó tal y como la esperaba. "¿No vas a invitarme a pasar?"

Entonces desperté. No había sido una pesadilla común. Ni siquiera fue una pesadilla. Fue más bien un sueño muy peculiar, en donde el diablo se parecía a Gary Oldman. No era exactamente él, pero tenía muchos rasgos parecidos... como sucede siempre en los sueños. 

Mientras me baño: ¿Porqué soñé exactamente hoy eso? Una mala premonición. Un mal augurio. Casi suficiente para no salir de la casa. Nadie me extrañará en la prepa. Además, siempre es interesante faltar a clases en el cumpleaños de uno. 

Así que prendo la tele, y me siento a buscar alguna película interesante. A las nueve o diez de la mañana uno puede ver lo que sea: Fellini, Tarkovski, cine experimental, churros... imposible quedarte dormido a esa hora. Mejor una película con chichis.

A los diez minutos de empezada la película, sonó el timbre. Erick, de catorce años, se acerca a la puerta. Decide asomarse mejor por la ventana. Reconoce inmediatamente el pantalón y el saco claros. Ni siquiera llegó a ver el rostro. Se alejó inmediatamente, tropezando con la mesita del teléfono. Tras el golpe, decide perder el conocimiento. De seguro hizo ruido y se escuchó afuera...

Entonces desperté. En mi cama de nuevo. ¿Cuántas veces has despertado dentro de un sueño? Quizá sea una condición de la obsesión. La obsesión de alargar, de mantenerte dentro del sueño... de no salir. De terminarlo. Descubrir el acertijo que te planteó el subconsciente. 

Una vez, al quedarme a dormir en casa de un amigo, no quería despertar. Él se levantó a la regadera. Yo no conocía la casa. No quería salir del cuarto. ¿Quién más estaba ahí? Cuando entré, fui directo a su habitación, no vi a nadie. Soñé unos quince o 16 microsueños de mi amigo despertándome. Era mi turno de usar la regadera. En algunos de los microsueños incluso llegaba al baño (un baño que no conocí de día, por lo que era diferente cada vez) y despertaba al momento de abrir la regadera. Otras veces, despertaba cada que mi cuerpo quería moverse para levantarse de la cama...

En la regadera: ¿Es tu subconsciente jugándote trucos el día de tu cumpleaños? ¿Es el Universo? ¿La alineación de las estrellas hoy se refleja en tu ADN, que vio la luz del Sol hace 16 años? Será mejor no ir a la escuela. Que mis amigos lleguen al rato. No pasará nada. Quizá un siete en física, por la evaluación a la que faltaré. 

Las 10 de la mañana es una hora perfecta para ver una buena película. ¿Algo de Wenders? Lo tienes muy fresco. Está muy larga... ¿Una historia épica? Vamos a hacer un poco de zapping, a ver las chichis de los programas matutinos de señoras.  

Erick, de 16, se preparó un café en la prensa francesa, y se sentó frente al televisor a hacer zapping. Realmente está esperando a que el timbre suene en 3, 2, 1....