martes, 20 de septiembre de 2011

arhiman

¿Quién podría contar la historia de Ahriman? Quizá Shakespeare, en su búsqueda de la maldad pura. Quizá Borges, en la transgresión o perversión de las historias sublimes. La historia del reverso de Cristo se puede contar casi como la historia de un papa o un rey. Sin embargo, su misión es clara, y Arhiman es devoto, al contrario de los papas y los reyes, que pocas veces son alguna de las dos. Imagino que nace en la opulencia. Hay una plaga, o una matanza como en el nacimiento de Cristo, pero ésta es con fines didácticos: no puede ni habrá otro rey más que el recién nacido Arhiman. La matanza no es ordenada por el gobernante en turno, sino que es decreto infernal. A los 6, sorprende su sabiduría y su frialdad. No esconde su superioridad. Al contrario, es orgulloso, pero estoico. No es un payaso, aunque puede serlo. Nunca descansa y no deja de pecar. Supongo que a los doce, su ceremonia para iniciar la adultez es violar a su madre, y matar a su padre. Nada que Edipo no haya hecho. A los dieciséis se aleja al desierto (supongamos que vive en Oriente Medio, o quizá en África…) y regresa cuando tiene treinta, a iniciar su labor. En un par de escenas, destrona al gobernante, viola a todas sus hijas e hijos, y los mantiene como esclavos. Desayuna los niños ofrecidos a Moloch, pero encanta con su sabiduría y su impecable sentido de autoridad. Lo adoran como a un dios. Nunca duda, y es un estratega infalible. Organiza matanzas y orgías con su ejército, humillando a sus enemigos, cazándolos como animales pequeños. Cuando cumple 33 ha enviado suficientes almas al infierno para ganarse su trono a la derecha de Satanás. ¿Cómo muere? Jesucristo no fue derrotado por Satanás, sino por sus seguidores, por sus amados. Incluso Poncio Pilatos fue advertido por su mujer, así que no lo juzgó. Ningún apóstol, santo o héroe lo matará. Arhiman morirá al ser devorado en un banquete, una última cena carnal, en su corte. Sus seguidores comulgarán con su carne, buscando su poder.  La sabiduría de dios es vasta. Si la humillación de Cristo fue carnal con una recompensa espiritual, la humillación de Arhiman será espiritual, con un castigo en éste mundo. No hubo nunca mayor castigo que el olvido. Pronto, pocos fieles recordarán las hazañas de éste dios encarnado. Se borrarán sus acciones de la memoria de los narradores, así como de los textos. Quedará un vago recuerdo de un gobernante terrible e implacable, y hasta se dudará de su satanidad. A lo sumo, será recordado como alguien de la talla de Ciro o Nabudoconosor. La sabiduría de dios es vasta, y su castigo implacable. El orgulloso Arhiman será desterrado de la memoria de la humanidad.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

leyenda banshee

¿Cómo es que mi padre terminó en ese barranco? El lago está muy lejos, en el fondo. Apenas llegan los ecos hasta la orilla, y llegan lentos, cansados. Como si los sonidos que les dieron forma hubieran sido proferidos hace mucho tiempo. Nunca encontramos su cuerpo. Enterramos una caja vacía, y sólo dejó su talismán, que ahora yo cargo. Nadie me intentó explicar nada. Mi padrino, su mejor amigo, se volvió un borracho taciturno, obsesionado con las velas. Siempre tiene alguna prendida a su alrededor, siempre las derrite, siempre está jugando con la cera. Las palabras ya no las dice, ni siquiera las gesticula. Las mastica, como hablando a su interior. Y me llevaron lejos, a estudiar, a ocupar mi mente.

Estudié las leyes de los hombres. No las leyes de la sociedad, que rigen la legalidad de nuestras relaciones, sino las leyes que rigen nuestro comportamiento. Busqué todas las explicaciones posibles para descifrar el suicidio de mi padre. Desde las teorías freudianas más rupestres, hasta las razones químicas de la psiquiatría o las metafísicas de Jung. Quienes conocieron a mi padre tampoco hubieran encontrado una explicación satisfactoria.

Ahora que regreso al pueblo de mi infancia sigue el silencio en las miradas de los demás. Y el barranco me atrae con más fuerza, a pesar de sólo haber estado un par de veces aquí, pues siempre me prohibieron visitarlo. Estoy en el preciso lugar del que mi padre saltó. Lo sé a pesar de nunca haber escuchado la historia. Escucho un ruido. Es mi padrino. Llega como animal, a cuatro patas. Cera le escurre por los oídos. Vomita. Con lágrimas en los ojos me grita que me aleje. Su mirada espantada no me ve a mí, sino a algo más lejano, que volteo para descubrir, y es entonces cuando la veo: una hermosa mujer, en la otra orilla. Es idéntica a los sueños que tengo de mi madre. Me llama con una voz, un sonido, que nunca podría describir. Ni siquiera está en la otra orilla. A medio camino, suspendida, ataviada de una forma extraña y vaporosa, me llama. Ahora me doy cuenta que éste sueño lo tenía de niño, todas las noches, y por eso me llevaron lejos.

Intento avanzar hacia ella, pero mi padrino está aferrado a mis pies. No puedo moverme, y tropiezo.  Forcejeo con el viejo borracho, y logro zafarme. Brinco. La alcanzo, e inmediatamente  la poseo en una caída que no termina. Lo último que escucho de éste mundo es el eco de mi padrino, mientras el viento en mi cara y el cuerpo contra el mío saturan mis sentidos. Es un grito que llega como si hubiera sido proferido hace mucho tiempo.

lunes, 15 de agosto de 2011

El retorno del Brujo

Atravesó el fango, que alguna vez fue sagrado, y llegó a la Isla evitando ser visto por Caronte. Hizo los pases necesarios para que la pesada puerta metálica se abriera. Otros, para no ser reconocido. Inmediatamente se dió cuenta que ya no era el mismo. La última vez que visitó la Isla éstas acciones fueron un simple trámite. Ahora, tuvo que esforzarse un poco. Incluso, caminó con un paso más lento e inseguro...
Después de caminar aparentemente durante días, indagando en cuerpos putrefactos, tocando hombros desconocidos, pero en los que había alguna señal de esperanza, y buscando en rostros accidentados, inclusive intactos e inocentes, la encontró. Su mayor sorpresa no fue encontrarla, sino la reacción de ella. Más bien, la sorpresa fue su falta de reacción. Ella parecía no conocerlo. Es más, parecía inmune a los horrores que la rodeaban. Él la cubrió con su manto, y caminó de regreso, por un camino más difícil, más largo y más laberíntico, debido a que los cuerpos ya se habían movido, algunos ya lo habían olfateado, algunos otros lo seguían, y otros le bloqueaban el paso...
Fué entonces cuando tuvo conciencia de lo viejo que estaba. Ya no los ahuyentaba con un sólo gesto, ni siquiera con un pase. Tenía que usar su báculo, y tenía que concentrarse tanto, que no podía verla. No podía prestarle atención, no podía asegurarse que ella venía a su lado, y que lo seguía. No había certeza de que ella no se fuera a detener, a distraer, a zafar...
Justo descubrió la pesada puerta, y comenzó los pases para abrirla, cuando sintió que bajo su manto ya no estaba ella. También decubrió que ya no tenía fuerzas para buscarla, para regresar. Descubrió que no sabía dónde la había perdido, y que no alcanzaría a salir...

miércoles, 3 de agosto de 2011

Horcruxes

   Un escritor comienza el ejercicio de crear un personaje en twitter. Es sobre un homeless al que vio en la calle, en una esquina. Se lo encontró, días después, acomodado en unos escalones, escribiendo. Después, en el barrio, en una entrada abandonada, de nuevo escribiendo. El escritor imagina lo que ese hombre profeta, escribiría en twitter. Lo que escribiría contra el sistema, contra la democracia y el capitalismo. Contra las instituciones. Después, hace el perfil de un músico en MySpace. Un músico gitano, al que conoció en Tijuana. Imagina la música que el gitano crearía, sube pedacitos, piezas originales con un violín un poco desafinado, al que le falta una cuerda y percusiones de tambos, latas, que después de frenéticos episodios deja inconclusas, como en las historias de Parker o Coltrane o inclusive Miles Davis. Ahora el escritor comienza un blog de poesía iracunda, satánica e inmoral, pornográfica y Sádica. Otro, en otra plataforma, de relatos minimalistas acompañados de imágenes bajadas de la red. Relatos melancólicos y sugerentes. Abre un Facebook de una morrita-fresa-tipo Sookie. Baja fotos de sus "amigos" y "fiestas", y las postea como suyas. Postea puras pendejadas y "le gustan" otras más. Es el Pessoa contemporáneo. El creador multitask, el escritor-zapping, el artista postMtv, etc. Poco a poco, con la práctica, tiene que ir prestando menos atención a cada uno de sus personajes. Cada vez menos, hasta que cinco minutos al día son suficientes y necesarios para que existan virtualmente, durante cinco minutos solamente… ¿y él? Él ya no existe. Él ha dividido su alma en ellos. La ha vendido y diluido, en cada uno, de tal manera que la mediocridad de cada personaje sirva sólo para mantenerlos a flote, para tener entradas/comentarios/twits/rolas a diario.

lunes, 27 de junio de 2011

Historias del crack (VI)

Toño lleva ocho horas sentado en el camión, conduciendo, soportando olores fétidos, cobrando y dando boletitos. Su cerebro, agotado, funciona como una máquina rudimentaria. Recibe dinero, computa una resta de 2 cifras, y da el cambio junto al boletito, en un movimiento casi perfecto, sin titubeos. El sol se refleja en su rostro, frunciendo su ceño, molestándolo. Casi como al extranjero de Camus. El tráfico es insoportable, y todos los conductores de autos intentan rebasarlo, aunque no lleven la velocidad suficiente. Una señora gorda empuja el brazo de Toño sin querer. Es la segunda vez que pasa. Toño pide a la gente que se recorra, nadie hace nada. Conjunción de los astros, casualidades fatales: un ciclista intenta cruzar frente a él, intenta ganarle al semáforo. La señora vuelve a empujar el brazo de Toño, y un automovilista intenta rebasarlo. Todo, de manera imprevista, sucede en unos 2 segundos. Toño no alcanza a frenar ni a maniobrar. Nadie podría. Las conexiones en su cerebro comienzan a multiplicarse a la velocidad de la luz, formando patrones mandálicos. Toño ve todo con claridad: En sus últimos instantes, y frente a sus ojos Toño ve el futuro de todos los pasajeros. El sol es demasiado, y los demás astros también están en su contra: Toño decide acelerar a fondo, y llevarlos a todos con él, al paraíso.

La bestia quedó patas arriba, diría Azuela.

lunes, 20 de junio de 2011

historias del crack (V)

Ana entra al café. Altiva, segura y juguetona. Ordena sin titubear. Al probar el cappucino deslactosado sin azúcar, al sentir el calor de la bebida resbalar por su garganta y llegar a la boca del estómago, cae en la cuenta de que realmente no quiere estar ahí. No le gusta el café no le gusta ese establecimiento y mucho menos esa ciudad. La gente que conoce ha sido circunstancial y nunca había reflexionado sobre su relación con su familia y su novio. No se había dado cuenta de que se aburre y a veces inclusive odia su trabajo.

Una lágrima resbala por su mejilla llevándose como río crecido un poco de rímel.

Ana sale del café y se sube a su carro e instintivamente maneja hacia esa playa donde pasó tantos atardeceres en su infancia. Ana apaga su celular y saca todo el efectivo posible de un cajero. Pone el disco que escuchó todos los días de sus catorce años y canta. Cuatro o cinco horas más tarde llega a la playa. El Sol también ha llegado a la misma playa a la misma hora y comienza a sumergirse en la orilla del mar como cuando Ana tenía catorce.

lunes, 13 de junio de 2011

historias del crack (IV)

Cuando Benito abrió los ojos esa mañana, la luz del Sol era más fuerte que de costumbre. De hecho, no podía ver bien casi nada. Cuando se levantó, se dio cuenta que su cuerpo estaba encendido. Al dar el primer paso, pudo distinguir la huella de ceniza que dejó en el piso.

Como cada mañana, Benito se dirigió al pueblo, en donde los rumores y sonidos matutinos aturdían sus oídos. Así, sin poder escuchar ni ver con claridad, o más bien, debido a la claridad que entumecía sus sentidos, se dió cuenta que no debía detenerse ahí, por lo que cruzó el pueblo por la calle principal hasta salir del otro lado.

Subió a la montaña y entró en la mítica caverna de la cima. Una vez dentro, se sentó, para nunca más levantarse. Para hablar a los profetas, para ser un arbusto en llamas.

domingo, 5 de junio de 2011

Historias del crack (III)

Fué cuando la taza se estrelló en la pared, que Pablo, de 8 años, tomó la desición. Después de esa semana terrible de gritos y peleas y a veces, golpes. Así, Pablo, decidido y sin llamar la atención, cerró la puerta de su cuarto y abrió su baúl de los juguetes y se metió en él, y lo cerró. Y comenzó a vivir en el mundo en donde Pablo es pirata-astronauta-caballero-dragón, y a veces, Rey. Y vivió en ese mundo para siempre.

jueves, 26 de mayo de 2011

historias del crack (II)

Francisco no existe. Puede levantarse de su cubículo a tomar agua cada veinte minutos, y nadie lo nota. Francisco no tiene fuerza de voluntad. Produce lo que su patrón le pide. Hace lo que su esposa cree necesitar. A veces se da cuenta, y trata de llorar. Ni siquiera lo logra.


Un día, Francisco sale de su trabajo. Y, al ir hombro a hombro con toda esa gente, Francisco se abre, como un receptor, y se contagia de toda esa energía. Energía negativa. Regresa, a contracorriente. Mea afuera de la oficina de su patrón. Nadie lo ve, pues Francisco no existe. Corre a su casa. Llega sudando, cansado pero lleno de energía, como una batería llena. Su esposa comienza a aleccionarlo. Francisco, callado, la abofetea. Una, otra y otra vez. Su esposa llora. Francisco la patea. Le mea encima. Se va, para siempre. Nadie lo sigue, pues Francisco no existe.

lunes, 23 de mayo de 2011

from The Catcher in the Rye...

"...I thought what I'd do was, I'd pretend to be one of those deaf-mutes. That way I wouldn't have to have any goddam stupid useless conversations with anybody. If anybody wanted to tell me something, they'd have to write it on a piece of paper and shove it over to me. They'd get bored as hell doing that after a while, and then I'd be trough with having conversations for the rest of my life. "


J.D. Sallinger

sábado, 21 de mayo de 2011

historias del crack (I)

Doña Juana, inmensa, de cerca de 60, con sus brazos casi tan anchos como sus caderas, baja del camión. Trae las bolsas del mandado, una en cada mano, como para hacer tierra, como si fueran parte indispensable de su pesada silueta. Comienza a cruzar la calle. Justo a la mitad, algo llama su atención en el edificio de enfrente. Eso, de color rojo, en medio de todo ese gris. Termina de cruzar la calle por pura inercia.
El punto rojo hadesaparecido, pero su presencia, física o no, despertó en ella ese sentimiento de la infancia que inundaba todo. Esa libertad, esa facilidad, esa alegría en todo lo que se hacía o se dejaba de hacer. Doña Juana dejó caer las bolsas del mandado. Dejó caer su pasado, y comenzó a caminar en otra dirección, en otra realidad. Ya nada le estorbaba.