jueves, 26 de mayo de 2011

historias del crack (II)

Francisco no existe. Puede levantarse de su cubículo a tomar agua cada veinte minutos, y nadie lo nota. Francisco no tiene fuerza de voluntad. Produce lo que su patrón le pide. Hace lo que su esposa cree necesitar. A veces se da cuenta, y trata de llorar. Ni siquiera lo logra.


Un día, Francisco sale de su trabajo. Y, al ir hombro a hombro con toda esa gente, Francisco se abre, como un receptor, y se contagia de toda esa energía. Energía negativa. Regresa, a contracorriente. Mea afuera de la oficina de su patrón. Nadie lo ve, pues Francisco no existe. Corre a su casa. Llega sudando, cansado pero lleno de energía, como una batería llena. Su esposa comienza a aleccionarlo. Francisco, callado, la abofetea. Una, otra y otra vez. Su esposa llora. Francisco la patea. Le mea encima. Se va, para siempre. Nadie lo sigue, pues Francisco no existe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario